Por sus méritos políticos, comerciales, militares y familiares, el general Basilicio Saravia merece ser recordado como algo más que el hermano colorado de Aparicio. Se declaró colorado desde que entró en la adolescencia y a los 17 años entró al Ejército para combatir contra la Revolución de las Lanzas, en cuyas filas luchaban sus hermanos Gumersindo y Aparicio.
En 1910 el gobierno de Claudio Williman lo designó Jefe Político y de Policía de Treinta y Tres, cargo que conservó hasta diciembre de 1914. Dos años más tarde fue ascendido a general de brigada y, en 1914, se le designó jefe de la Zona Militar Nº 2. Su dolencia cardiaca se agravó en los últimos tiempos de su vida, y falleció en Montevideo, el 14 de marzo de 1916.
En 1943 se erigió un monumento ecuestre que evoca su memoria en Santa Clara de Olimar, en cuyo cementerio están enterrados sus hermanos Aparicio y Chiquito.